El Anarquismo en Cuba, desde el nacimiento de la República a la caída del Dictador Gerardo Machado:
El fin de la hegemonía libertaria sobre el movimiento obrero
Por Carlos M. Estefanía
"Luchemos, que hay grandes injusticias que destruir y muchos derechos que reclamar. Luchemos, que renunciar a la lucha
es renunciar a la vida, es decir, `es renunciar a ser hombres" Manifiesto Anarquistas de Cruces, 1915.
Huelgas y más huelgas.
El siglo XX cubano se inició, con una isla ocupada por Estados Unidos, y desbastada por la guerra contra España, el ideario
anarquista, tenía pues, bastante tela por donde cortar. Durante este periodo se siguieron difundiendo los métodos de lucha
anarcosindicalista, especialmente desde el semanario ¡Tierra! en el que escribían destacados escritores de España y Cuba.
Para fortalecer la propaganda de sus ideas, los ácratas de Cuba intentaron contar con la presencia, de uno de los masa conocidos
pensadores de su doctrina, Enrico Malatesta, a quien en 1900 los editores de El Mundo Ideal invitaron a la isla para que le
hablara a obreros y campesinos sobre el anarquismo. Lamentablemente para los anfitriones, las conferencias debieron interrumpirse,
pues a las que las autoridades interventoras norteamericanas no les agradó nada la estancia del connotado anarquista en el
país y lo expulsaron. Pese a todo los métodos de acción directa, constituían parte intrínseca del accionar obrero Cubano,
en los primeros tiempos postcoloniales.
El parto de la república en 1902 fue "asistido" por La enmienda Platt, y por la primera huelga general de nuestra historia,
conocida como la de " los Aprendices", Enmienda y Huelga resultaron dos visitantes inesperados para quienes habían idealizado
la sociedad de una Cuba libre de España.
La huelga de los aprendices, no solo contó con la participación y apoyo de anarquistas de la isla, sino que además recibió
el respaldo del movimiento ácrata internacional, y de paso el de uno de los grandes inspiradores del anarquismo místico; León
Tolstoy quien desde la lejana Rusia mantuvo correspondencia con los obreros encarcelados en La Habana como resultado de los
hechos.
También el interior de la isla se conmovía por la actividad de los anarcosindicalistas a penas nacida la República. En
1903 se llevó a cabo una gran huelga azucarera durante la cual fueron asesinados los anarquistas Casañas, y Sarría, por ordenes
de quien entonces ocupaba el cargo de gobernador de las Villas, José Miguel Gómez y que llegaría a presidir el País por el
partido Liberal entre 1909 y 1913.
Resulta interesante el hecho de que en los primeros años republicanos, el anarquismo "criollo" contara con "plazas fuertes"
en las zonas de Cruces y Lajas, donde se habían radicado desde hacía años trabajadores ácratas de origen español, entre los
mas cocidos: José García y Matías Palenque. El 21 de noviembre de 1902 los anarquistas salieron a las calles de Cruces, en
una estampa que recordaría cualquier ciudad de la industrializada Europa. Los libertarios portaban banderas rojas, convocando
a la huelga, llamando a los obreros y campesinos de la zona a la "revolución social" que según ellos se aproximaba. A mediados
de diciembre de 1902 , bajo la evidente influencia del cosmopolitismo anarquista, el mulato Evaristo Landa, excombatiente
del 95 y dirigente del Gremio de Braceros de Lajas, hacia circular, en ese mismo año un comunicado en el que convocaba a la
unión de todos los obreros, sin tener en cuenta el lugar de nacimiento, para luchar por el aumento del mísero jornal que recibían
(2 pag. 143).
En 1912 el recién fundado Centro Obrero de Cruces, convocó a un congreso, que hubo de celebrarse entre el 24 y 25 de febrero.
El evento tuvo lugar bajo medidas de excepción, implantadas por el entonces Secretario de Gobernación, Gerardo Machado, quien
había suspendido un día antes las garantías constitucionales para anarquistas, socialistas y para los independientes de color.
Al Congreso asistieron delegados de La Habana, Matanzas, Santa Clara, Cárdenas, Cienfuegos, Remedios, Sagua, Manzanillo, San
Antonio de los Baños, Cruces y Lajas.
Entre los acuerdos del Congreso anarquista, estuvo el de crear una federación nacional de trabajadores, aspiración que
quedó latente en el imaginario del anarcosindicalismo cubano hasta la llegada de los años 20 con la fundación de la Confederación
Nacional Obrera de Cuba.
La agitación anarquista siguió intensificándose en la región Cruces durante este año. Dos de sus líderes Abelardo Saavedra
y Juan Tur, quienes habían sido deportados, regresaron clandestinamente para renovar la agitación en las fabricas de azúcar.
En medio de esta actividad nació el grupo anarquista Rebelión, quien publicó a fines de diciembre un manifiesto hablándole
a los obreros de las bondades de la anarquía y llamándolos a rebelarse contra el capitalismo. Como consecuencia de este documento,
el gobierno anunció la existencia de un complot anarquista en toda la república y desató una ola represiva contra los libertarios,
el pueblo de Cruces fue tomado por la guardia rural y se expulsaron del país algunos de los agitadores mas importantes, entre
ellos Tur y Saavedra.
Cruces continuó siendo una especie de "capital" del anarquismo cubano. En los primeros días de febrero de 1915, circuló,
una nueva hoja impresa con otro candente manifiesto. El documento aparecía firmado por Fernando Iglesias y otros dirigentes
sindicales de 11 centrales azucareros pertenecientes a los municipios de Cruces, Ranchuelo, San Fernando de Camarones, Rodas
y Cienfuegos.
El comunicado condenaba la mansedumbre conque los obreros aceptaban sus condiciones de vida y los conminaba a participar
en una huelga exigiendo 8 horas de trabajo y 25% de aumento sobre el salario:
"Seamos firmes, ya que en nosotros radica la fuerza sostenedora. Seamos unidos, ya que para nosotros es el bien y,
si es preciso, y si a nuestra demanda se contesta con el hierro; si se nos quiere vencer por medio de la fuerza, ya que somos
constructores, seamos destructores; ya que somos sostenedores, seamos exterminadores.-
Esta vida de parias es indigna de vivir, esta vida de miserias es indigna de sostener. Luchar por un pedazo más de pan,
un pedazo más de respeto y un átomo más de libertad, es justo. Morir en la contienda es digno, pues como dijo un sociólogo
-O vivir para ser libres, o morir para dejar de ser esclavos- optemos por la libertad.
Desde que vea la luz este manifiesto, la lucha está entablada. Levantémonos, como un solo hombre, y que de cada ingenio
surja un Comité de Huelga para después formar el Comité Central. Más tarde, las circunstancias nos aconsejaran y el tiempo
señalará el fruto de nuestra lucha..." (4)
La respuesta de las autoridades fue la detención, a pocos días de circulado el manifiesto, de varios dirigentes azucareros,
entre estos el propio Fernando Iglesias al que se le señalaba como jefe de los anarquistas de las Villas. Si bien el documento
no logró repercusión en los centrales de la jurisdicción de Cruces, parece que si influyó en el desencadenamiento en una cadena
huelguística entre los ingenios de Guantánamo durante febrero, en cuyas propagandas se hacía referencia al Manifiesto de Cruces.
Durante las primeras décadas republicanas el anarquismo, jugó un papel protagónico, en la organización de las de protesta
obrera en toda la isla.
Los anarquistas estuvieron presentes en importantísimas huelgas como la de la Moneda en 1907, llamada así porque con ella
los tabaqueros de La Habana reclamaban sus salarios en moneda norteamericana en lugar de española o francesa, totalmente desvalorizadas
en comparación con el dólar. Esa huelga terminó con un eufórico triunfo.
El célebre semanario anarquista ¡Tierra! fue acusado de haber instigado la huelga ferrocarrilera que tuvo lugar entre septiembre
de 1907 y enero de 1908, los obreros ferroviarios exigían aumentos de salario y Jornadas de 8 horas, demandas que no pudieron
lograr. Otra huelga del mismo año 1908 fue la que organizaron entre enero y febrero los tabaqueros de La Habana y provincias
limítrofes, conocida como la Huelga de la No Rebaja, contra los despidos periódicos, que sufrían los trabajadores del ramo
en determinadas épocas, también constituyó una derrota para sus organizadores.
Los anarquistas, pese al apoliticismo de su doctrina, influyeron indirectamente en el sistema político del país, con sus
acciones llevaban a los partidos a tomar conciencia de las necesidades obreras y proponer fórmulas jurídicas que mejoraran
sus condiciones de vida un ejemplo de este fenómeno lo tenemos en la Ley de Arteaga, nacida como consecuencia de una huelga
donde se manifestó la influencia de los métodos ácratas de acción directa y que fue organizada por los obreros del central
Jagüeyal, Ciego de Ávila, en agosto del candente 1908. Se protestaba contra el pago de los salarios en vales, que solo podían
emplearse en la bodega de la compañía donde la mayor de las veces faltaban artículos de primera necesidad y cuando los había
eran de la pésima calidad a precios fabulosos. Es un sistema de explotación obrera muy similar al que sigue hoy en Cuba, las
empresas estatales, cuando pagan al obrero con pesos cubanos, moneda cuyo real poder adquisitivo la asemeja mas a aquellas
fichas conque se le pagaba a los obreros del Jagüeyal que a al dinero que, según el propio Marx, para serlo, debe tener circulación
universal, algo de lo que carecen nuestros "pesos" incluso en los predios del propio Estado al que representa. De retorno
a la huelga diremos que fue sofocada por la guardia rural, y sus dirigentes procesados bajo a acusación de tenencia de explosivos,
amenaza, desorden público y otros delitos. Aunque el Fiscal pidió para cuatro de ellos la sanción de cadena perpetua, los
encausados resultaron absuelto a los cinco meses de encarcelamiento. Como resultado de aquel hecho, un representante a la
Cámara por el partido Liberal, Emilio Arteaga, presentó ante el cuerpo legislativo un proyecto de ley que prohibía el pago
de salarios mediante vales, chapas o fichas de cualquier clase que tuvieran el carácter de signos representativos de la moneda.
La Ley Arteaga, fue publicada en la Gaceta oficial el 24 de junio de 1909, en ella se establecían sanciones de multa y cárcel
para los infractores.
Si se habla de huelgas en Cuba, a las que se vincularon los anarquistas, especialmente los de origen español no podemos
dejar de mencionar la del alcantarillado de la Habana, en 1911. En ella participaron unos 1500 obreros quienes se revelaron
contra las condiciones infrahumanas de trabajo, los bajos salarios, las 11 horas de labor, la falta de condiciones sanitarias
y el no pago en moneda norteamericana. La huelga se perdió entre otros factores por la falta de apoyo, de organizaciones obreras
cubanas, que oponían su "patriotismo" a las tesis del cosmopolitismo anarquista, aportando obreros rompe huelgas. Aquel fue
un desquite de los gremios cubanos con el sentimiento de discriminación al obrero nativo que había despertado el hecho de
que en las obras de Alcantarillado de La Habana el 75 % de los empleados fueran extranjeros, casi todos españoles.
Los anarquistas también apoyaron, la huelga de trabajadores de restaurantes y cafés en 1912. Aquí se destacó el huelguista
Hilario Alonso. Otra huelga respaldada fue la de los constructores por las 8 horas del trabajo. Como muchos de los militantes
anarquistas eran de origen español, una de las medidas mas utilizadas contra el movimiento por las autoridades fue la de la
deportación.
Entre las organizaciones anarcosindicalistas mas combativas de nuestras primeras décadas se destacó el Sindicato General
de Obreros de la Industria Fabril fundado en La Habana el 10 de agosto de 1917. Lo integraban obreros de las fabricas de confituras,
papel, cigarro, cerveza etc., quienes organizaron importantes huelgas en su centros laborales.
Es imposible en tan breve espacio reseñar todas las huelgas que conmovieron, a Cuba por aquella época, baste decir que
entre 1917 y comienzos del 20 ocurrieron mas de 220 huelgas generales y parciales. Esta forma de lucha constituyó un recurso
muy utilizado por los anarquistas, quienes si bien en muchas ocasiones enfrentaron una brutal represión en otras lograron
éxitos que contribuyeron a que la clase obrera cubana lograra un estándar de vida, envidiables para los trabajadores de otros
países. Los triunfos sociales del proletariado cubano pueden ser considerados como parte de los elementos que estimularon
la continua inmigración de obreros hacia Cuba, no solo de la cuenca caribeña, si no incluso de la propia Europa, especialmente
de España.
Anarquismo versus reformismo
Durante esta época el anarquismo se convirtió en un verdadero obstáculo contra la influencia de ideas reformistas dentro
del sector obrero. La tradicional propaganda apoliticista desplegada por los ácrata es uno de los motivos por los que a principios
de siglo dieran al traste diversos intentos del reformista social Diego Vicente Tejera para la creación dos organizaciones
políticas obreras de corte social demócratas; el Partido Socialista Cubano (1989) y el Partido Popular (1900)(2 pag. 146-143)
Otro boicot anarquista contra las aspiraciones organizativas de los pioneros de la social democracia cubana lo tenemos
durante el Congreso Obrero de 1914. En enero de ese año se había constituido en la capital de Cuba, la Asociación Cubana para
la Protección Legal del Trabajo, de su seno, surgió la idea de organizar un Congreso Nacional Obrero, para el cual se logró
un donativo de 7000 pesos por parte del Ayuntamiento de La Habana y un subsidio del poder legislativo que ascendía a los l0000
pesos. El Congreso se celebró entre e el 28 y 30 de agosto. Las agrupaciones anarquistas consideraron al evento como un acto
de colaboracionismo de clases y organizaron paralelamente manifestaciones en La Habana demandando de que los 17000 pesos tomados
de los fondos públicos para ese Congreso se destinaran a ayudar a los obreros desplazados por el cierre de fabricas tabacaleras
como consecuencia del primer conflicto bélico mundial (la guerra había interrumpido las exportaciones de tabaco a Europa).
Con sus manifestaciones los ácratas robaron la atención pública de un encuentro cuyo matiz reformista se evidenciaba al compararse
sus demandas de claro tiente social demócrata, con las anarquista que caracterizaron al Congreso Nacional Obrero de 1892,
en pleno despotismo español. Por otra parte se evidenció que el Congreso de 1914 había sido convocado como plataforma para
crear, a penas concluido, el Partido Democrático Social, cuya directiva que coincidía en términos generales con la del propio
Congreso: Presidente, el abogado y profesor Francisco Carrera Justís y Secretario general el obrero Antonio Castell. Cual
sí fuera poco para ganarse el repudio anarquista, el Congreso Obrero de 1914 sumaba al subsidio estatal la presencia en inauguración
de personeros gubernamentales: el Secretario de Justicia; Doctor Cristóbal de la Guardia (delegando personalmente por el presidente
de La república, Mario García Menocal), el Secretario de Agricultura Comercio y trabajo; General Emilio Nuñez, y el Alcalde
de La Habana; Doctor Fernando Freyre de Andrade. Los libertarios no se dejaron apaciguar por el hecho de que el Congreso debatiera
muchos de los temas que preocupaban a las organizaciones anarcosindicalistas: la condena de la guerra mundial, la necesidad
de eliminar la desigualdad de derechos entre el hombre y la mujer, o que se aprobaran propuestas encaminadas a mejorar las
condiciones de vida del proletariado cubano: la de modificar los aranceles para facilitar la vida del trabajador, la de estimular
la industria nacional, la de crear una secretaría del trabajo en el gobierno y cátedras universitarias de derecho obrero,
la de ayudar económicamente al repatriamiento de los cubanos emigrados a la Florida, o la de estimular las cooperativas de
consumo y sociedades de asistencia. Entre las figuras anarquistas destacadas por su repudio al Congreso Nacional Obrero de
1914 despuntó Alfredo López Arencibia, miembro de la de la Asociación de Tipógrafos, quien con el tiempo se convertiría en
el líder nacional obrero mas importante de la época que analizamos.
En febrero de 1920 fue difundido por diferentes periódicos cubanos un manifiesto de la reformista Confederación Obrera
Pan-Americana, que se dirigía a todos los obreros del continente para que enviaran delegaciones nacionales a un Congreso Panamericano
Obrero que tendría lugar en México durante el 12 de julio. La única organización cubana que aceptó dicha invitación fue la
Federación de Torcedores de las Provincias de La Habana y Pinar del Río lidereada por el reformista José Bravo Suarez, quien
lanzó una convocatoria a todos los gremios y colectividades proletarias del país para que enviaran sus delegados a un nuevo
Congreso Nacional de Trabajadores que comenzaría sus sesiones el 14 de abril en el Centro Obrero, ubicado en Ejido 2, altos,
La Habana. El objetivo de la convocatoria era el de discutir la carestía de la vida y el envío de delegados a la Convención
Panamericana de Obreros, que se celebraría en México en julio. En este caso, los anarquistas, siguieron una estrategia distinta
a la adoptada durante el congreso de 1914. En lugar de combatir el reformismo desde afuera, los anarcosindicalistas decidieron
batirlo desde adentro, participando en el nuevo Congreso e influyendo en sus declaraciones y acuerdos.
Desde el inicio los anarquistas ocuparon puestos claves en la dirección del evento, teniendo como secretario de la mesa
provisional a Alfredo López y a Marcelo Salinas, el segundo destacado ideólogo libertario al que rodeaba una aureola por su
participación en sonadas acciones anarquistas en España. El congreso se caracterizó por el crudo enfrentamiento entre las
posiciones ácratas y las reformistas. El saldo favoreció a los anarquistas quienes lograron echar a abajo la propuesta de
Bravo para que los trabajadores cubanos enviasen una delegación al III Congreso Obrero Panamericano de México, en cambio se
envió un saludo del Congreso a la Rusia Roja, que por entonces significaba para muchos anarquistas un ejemplo de redención
y justicia. Otro fruto que pudieron cosechar los anarquistas en aquel evento, cuyo signo originalmente reformista lograron
invertir hacia posiciones radicales, fue el del nacimiento del La Federación Obrera de La Habana, paso previo para la creación
de un sindicato nacional. Las dos organizaciones estarían dirigidas por el célebre Alfredo López.
La Federación Obrera de la Habana, se constituyó el 15 de septiembre de 1921 con la aceptación por parte de diecisiete
organizaciones obreras de un reglamento cuyo artículo primero se sustentaba la lucha de clases, la acción directa y el rechazo
colectivo a la actividad electoral.(5)
Actividad social de los anarquistas: el movimiento de Cooperativas libertarias en Cuba
El anarquismo en Cuba, como en otros muchos lugares, no constituye solamente un movimientos de reivindicaciones económicas
a los dueños del capital, su incidencia social va mas allá, alcanzando terreno de la ilustración cultural, y el de la búsqueda
de formas alternativas de organización económica que solucionasen los problemas de los sectores menos favorecidos del país.
Desde el siglo pasado los anarquistas mantenían una febril actividad socio cultural, auto sustentada al margen de cualquier
poder financiero o político. En las primeras décadas del siglo XX, los libertarios cubanos publicaron innumerables periódicos
y semanarios que además de reflejar los intereses y preocupaciones proletarios, ilustraban a sus lectores sobre los mas diversos
aspectos de la vida, la filosofía, el arte, la literatura y la naturaleza. Entre estas publicaciones podemos mencionar: Nueva
Aurora, Labor Sana, El progreso, Voz del Dependiente, El productor panadero, Nueva Luz, Proteo, El Libertario, La Batalla,
Nuevos Rumbos, Vía Libre, Voz Rebelde, Solidaridad, Memorándum Topográfico, etc. Gracias a ellas los artesanos cubanos se
mantenían al tanto de los causes que tomaba el pensamiento anarquista universal, teniendo a su disposición textos clásicos
como los escritos por Bakunin, Elisée Reclus y el ya nombrado Malatesta.
Entre las actividades educativas importantes de los anarquistas debe señalarse el estimulo ofrecido por la Federación Obrera
de la Habana, dirigida por Alfredo López, a la creación de escuelas racionalistas como la que funcionaba en El Centro Obrero
de la Habana y a la que asistían los hijos de los obreros en horario diurno y los trabajadores en el nocturno. Dentro de esta
labor ilustradora se destaca la colaboración entre libertarios y estudiantes de izquierda, que dio lugar a la Universidad
Popular José Martí. Una hazaña si tenemos en cuenta la falta de recursos con que contaban los anarquistas.
Gracias al anarquismo nació y creció Cuba un autentico movimiento cooperativo, caracterizado por sus métodos de auto gestión
y democracia directa que lo hacen incomparablemente superior, incluso desde un punto de vista socialista, al que establecieran
los comunistas tras la revolución de 1959. En aquellas sociedades los obreros pagando una mínima suma al mes, tenían acceso
a innumerables actividades culturales de tiempo libre, cuidados médicos y otros servicios. El movimiento cooperativo, en el
que participaban miles de obreros y campesinos cubanos, incluía diversas ramas, entre ellas las de consumo y la construcción
de vivienda. A través de este movimiento se manifiesto la temprana influencia anarquista en nuestros campos, donde los libertarios
fundaron la primera organización de agricultores de nuestra historia: La Federación Campesina de Cuba en 1915. Los anarquistas
rurales desarrollaron cooperativas por toda Cuba; en San Cristóbal, Los Palacios, Pinar del Río, Ventas de Casanova, Santa
Lucia, siendo la mas célebre Realengo 18 conocida nacionalmente por los reportajes que dedicó el periodista Pablo de La Torriente
Brau a sus enfrentamientos armados contra el estado. Entre los numerosos y activos anarquistas del campo podemos mencionar
a Laureano Otero, Manuel López, José Lage, Benjamin Janeiros, Luis Meneses, Marcelo Salinas, Modesto Barbieto, Sabino Pupo
Millan, Niceto Pérez y muchísimos más, quienes entre 1918 y 1925 tuvieron influencia prácticamente exclusiva entre los trabajadores
de la tierra y los entre los obreros azucareros.
Los Libertarios bajo el poder de Gerardo Machado: Principio del fin de la hegemonía anarquista sobre el movimiento obrero
Cubano.
Si bien bajo los diferentes mandatos republicanos los anarquistas cubanos conocieron de cárceles, deportaciones y hasta
ejecuciones sumarias, la palma en la batida contra sus activistas se la llevó el General Gerardo Machado y Morales, ex oficial
del ejército independentista, que llego a la presidencia con gran popularidad en mayo de 1925 y quien termino siendo derrocado
como dictador por la Revolución de 1933.
Siguiendo los acuerdos del Congreso obrero de 1920, la Federación Obrera de la Habana había trazado un plan para la creación
de un sindicato nacional. Como paso concreto del mismo, se realizó el llamado al Segundo Congreso Obrero nacional del 15 al
19 de febrero de 1925 en Cienfuegos. Este nuevo encuentro tuvo la participación de unos 110 delegados representantes de 75
organizaciones obreras. Entre los asistentes predominaba la corriente anarcosindicalista, aunque también había delegados de
ideología social demócrata y marxista leninista. En el congreso se acordó de celebrar el III Congreso Nacional Obrero en la
ciudad de Camagüey con el fin de crear definitivamente una confederación de todos los trabajadores cubanos. El nuevo evento
que tuvo lugar entere el 2 y 7 de agosto en Camagüey, a tres meses de haber llegado al Poder Machado. Así nace, bajo el signo
fatal del Machadato la Confederación Nacional Obrera de Cuba encabezada por Alfredo López. Los anarcosindicalistas, primeros
líderes del la CNOC defendieron la línea del apoliticismo, que impedía que a los sindicatos convirtierase en instrumentos
políticos de ningún partido, incluido el flamante Partido Comunista, fundado en la Habana exactamente en el mismo mes de Agosto
los días 16 y 17.
Machado, quien terminaría derrocado por una huelga general había prometido que ningún boicot de este tipo le duraría mas
de 24 horas. Estaba decidido a reprimir con mano dura cualquier desorden que pudieran afectar los negocios nacionales o las
inversiones de capital extranjero. Tenía pues en la mirilla a los anarquistas quienes significaban por entonces la única amenaza
cierta contra la "estabilidad social" prometida por el ex-mambí.
Así, desde las primeras huelgas el nuevo gobierno respondió con, arrestos masivos, aplicaciones de ley de fugas y desapariciones.
Tales medidas aplicaron no sólo contra los obreros ácratas, sino contra cualquiera que desde la prensa o la política osara
enfrentarse al "presidente".
Machado como buen caudillo populista encontró argumentos para ilegalizar a los anarquistas como "obreros que no seguían
una conducta realmente patriótica". El embate de Machado contra los libertarios tenía como cobertura, la gran cantidad de
votos conque ganó el exgeneral mambí las elecciones de 1924, el auge económico provocado por su plan de obras publicas, y
la legitimación que ofrecía a su política "social" el apoyo de la moderada Federación Cubana del Trabajo, fundada en 1927
con respaldo económico y policiaco del gobierno.
La persecución machadista contra los líderes de la CNOC fue realmente despiadada, entre los asesinatos ordenados están
los de Enrique Varona, organizador de los obreros ferroviarios, Margarito Iglesias, Secretario de la Unión de Obreros Fabriles
y el del propio Secretario de la CNOC, Alfredo López, quien fue arrestado el 20 de julio de 1926, cuando se dirigía al domicilio
del Centro Obrero. Sus restos solo fueron encontrados tras la caída de Machado, en las faldas del castillo de Atarés.
La embestida antilibertaria del gobierno fue aprovechada con astucia por los comunistas, quienes se hicieron oportunistamente
de los puestos directivos de la CNOC que iban quedando "vacantes" como resultado de las deportaciones, encarcelamientos, persecuciones
y asesinato de los líderes anarquistas.
La ofensiva del machadato contra los ácratas encontró la resistencia, desde el primer momento de la Federación de Grupos
Anarquistas de Cuba, creada en 1924, cuyos activistas respondieron a la represión promulgando huelgas, circulando propaganda
y contribuyendo al estado de violencia social que terminaría con el derrocamiento del tirano en agosto de 1933.
Anarquistas y comunistas un: pésimo matrimonio.
El 7 de noviembre de 1917, los bolcheviques encabezados por Lenin, dieron un golpe de estado al gobierno de Kerensky, nacido
de la revolución democrática contra el zarismo. Los bolcheviques no sólo fueron buenos estrategas en la conspiración contra
el gobierno, en la lucha contra los mencheviques, socialistas revolucionarios y guardias blancos, sino también en la propaganda
internacional que les permitió vender al mundo la imagen de que establecían en Rusia un estado de libertad para los trabajadores
y dictadura únicamente para burgueses y aristócratas.
Las noticias que llegaban a Cuba desde Rusia, resultaban ambiguas y confusas por los que cada cual interpretaba los acontecimientos,
según sus perspectivas ideológicas. El bolchevismo en Cuba logró aceptación antes que entre los obreros, de pequeños sectores
intelectuales y estudiantiles atraídos por la novedad, radicalismo y aparente éxito, de la doctrina leninista. Como pequeño
estigma del movimiento anarquista hay que reconocer el hecho de que hubo libertarios en Cuba, que a despecho de la evidente
matriz marxista del bolchevismo, se entusiasmaron con aquella Revolución bolchevique aprentemente justa e igualitaria. En
1920 varios líderes anarquistas auto proclamados "Sección Comunista de la III Internacional" improvisaron un "Congreso de
los Soviets Cuba" en el que aprobaron un programa de bases de la "República Comunista de los soviets en Cuba" donde se llamaba
a la creación de un ejercito rojo, a la dictadura transitoria del proletariado, y al establecimiento de la pena de muerte
para los saboteadores.
El probolchevismo se hizo latente en el Congreso Nacional Obrero de 1920 donde, como ya hemos dicho, los líderes anarquistas
encabezados por el propio Alfredo López enviaron un fraternal saludo a nombre de los trabajadores cubanos a la república de
los Soviets:
"Esta comisión considera a la Rusia Roja como faro de Luz, como ejemplo, guía y estímulo para las maltratadas muchedumbres
obreras ansiosas de redención y justicia, y junto con el testimonio de nuestra ardiente admiración y simpatía enviamos a nuestros
hermanos de Rusia el testimonio de nuestra solidaridad Revolucionaria. El Congreso."
A propósito del mensaje un columnista del periódico la Noche comentaría:
"...un faro de luz. Sí. ¡De luz brillante ardiendo!" (3- pag. 102).
Muy pronto los anarquistas cubanos tendrían oportunidad de comprender que en las palabras del periodista había algo
mas que chanza. No olvidamos que en 1921 tuvo lugar en Kronshtadt la primera sublevación antisoviética posterior a la guerra
civil, protagonizada precisamente por los anarquistas rusos. Rebelión aplastada a sangre y fuego por el Ejército Rojo bajo
el mando de Trotsky, por entonces brazo derecho de Lenin.
Gracias a los testimonios de los camaradas rusos y europeos que difundía la prensa libertaria cubana muchos anarquistas
comenzaron a darse cuenta de lo que realmente estaba pasando en la Rusia de los Soviets.
El 30 de octubre de 1924, el decano de la prensa anarquista en Cuba ¡Tierra! convertido por entonces en el órgano de la
Federación de Grupos Anarquistas de Cuba (La Habana, Zulueta 37, altos), denunciaba la prensa que ya por entonces estaba siendo
comprada por la Unión Soviética:
"...así como los políticos subvencionan a los periódicos burgueses para que halaguen a sus personas y propaguen sus candidaturas,
así Moscow subvenciona y reparte rublos a los periodistas comunistas de América y Europa.."
En la misma publicación se definían a los pocos marxistas-leninistas de Cuba como; "los cuatro gatos del "comunismo cuartelero
cubano". Desgraciadamente hubo anarquistas entre ellos el propio Alfredo López que no supieron captar el peligro que significaba,
aquellos cuatro gatos, que terminarían devorando como leones el control del movimiento obrero en la Isla. Mientras que desde
las paginas de ¡Tierra! se denunciaba los privilegios comunistas en Rusia y la presencia del Buque Vaslaw Vorodsky, en el
puerto de Cárdenas como nave embajadora neomarxista, "cuyos tripulantes lo justificaban todo". Alfredo López, respondiendo
a un telegrama enviado por el líder comunista Julio Antonio Mella, proponía en la ultima sesión del Congreso Obrero de 1925
en Camagüey que se protestara ante el gobierno por haber impedido festejos en honor al barco soviético, eso si, y esto resulta
un detalle importante, al gobierno se le critica por su "atentado al ejercicio de los derechos individuales", sin que haya,
por lo que sabemos, ninguna declaración de "solidaridad" con la "Rusia Roja" al estilo del Congreso de 1920.
La disposición a colaborar con los comunistas, de López, nacida quizás de su vocación unitaria, permitió a los comunistas
penetrar CNOC, y esperando el momento oportuno, el de la desaparición física del liderazgo anarquista, para saltar al poder,
olvidándose aquellos estatutos originales en los que se planteaba que no se permitiría ocupar puesto alguno en la dirección
de la Confederación a aquellos delegados que hagan propaganda activa en los partidos políticos. En 1927, la CNOC se había
convertido, prácticamente, en un instrumento de maniobra política del Partido Comunista, dirigido por Rubén Martínez Villena.
Para 1933 los comunistas habían conseguido hegemonizar la dirección de buena parte del movimiento obrero. Esto lo lograron,
contaban desde el exterior con el apoyo de la URSS, desplegando en el interior una maquiavélica política de intrigas en la
que se vinculaba el ataque a los anarquistas y socialdemócratas con la alternancia de enfrentamientos y negociaciones con
el dictador de turno. Esta practica inconsecuentes llevo a los comunistas a cometer uno de los errores políticos mas grandes
de su historia; el de ordenar, a cambio de la legalización de su partido y prebendas económicas a sus sindicatos, la detención
de la Huelga General contra Machado que daría al traste con su régimen. La miopía política de los comunistas no sólo les impidió
jugar un papel protagónico en el derrocamiento del macahdato, sino que además le creó un problema que se extiende hasta hoy
día a los historiadores marxista-leninistas, quienes se ven obligado a realizar los mas inverosímiles malabares dialécticos
para ocultar la mancha colaboracionista en la trayectoria del comunismo en Cuba.
Como respuesta a aquel vergonzoso acto la Federación de Anarquistas, sacó a la luz un manifiesto en el que acusaba a los
comunistas de traición a los trabajadores y de apoyar al tirano.
"Los comunistas suplicaron desesperadamente a los trabajadores que regresaran a sus puestos, ya que los empleadores
habían aceptado sus demandas. Pero los obreros, (incluso los del sindicato de autobuses y transporte controlados por los comunistas
se negaron). Ellos estaban definitivamente decididos a obedecer únicamente sus conciencias y a continuar la oposición al régimen
de Machado hasta derrocarlo o forzarlo a huir.
Machado y sus aliados comunistas se vengaron. A todos los sindicatos se les prohibió reunirse. La Federación de Obreros
de La Habana (FOH fundada por anarcosindicalistas) así como la mayor cantidad de sindicatos apolíticos, estaban atados, no
podían convocar a reuniones porque para ello hacia falta el permiso por escrito del gobierno, solo los comunistas quienes
gracias a su perfidia tuvieron autorización para reunirse..."(1- pag. 62)
Este documento de denuncia se conoció no solo en Cuba sino también en el extranjero, fue publicado en Chicago por
Industrial Worquer, el 3 de octubre del 33. El comunicado de la Federación Anarquista no solo constituyó un ajuste de cuentas
publico de los libertarios por las traiciones recibidas a su buena fe de parte del comunismo. Es además un llamado de alerta
contra lo que podía esperar Cuba de los prosoviéticos.
Desgraciadamente todavía les faltaba aun por quemar a nuestros anarquistas el "karma", sembrado por aquellos de sus camaradas
que en los años 20 tendieron manos francas a los discípulos cubanos de Lenin.
La misma imagen equivocada que tuvieron anarquistas cubanos del régimen bolchevique, la tendrían cuarenta años después
sectores anarquistas de todos el mundo con respecto a la Revolución "Socialista" en Cuba, cuya forma exterior "Libertaria"
les ocultó su esencia estalinista, apartándoles del deber solidario de denunciar la represión que estaba sufriendo los herederos
de Alfredo López a manos de los mismos comunistas que olvidaron su muerte cuando negociaron con Machado. Los comunistas cubanos,
esos que más tarde entrarían en contubernio con una figura lanzada al estrellato político por la convulsa revolución del 33,
el nefasto presidente y dictador Fulgencio Batista y Zaldivar.
Fuentes:
1- Sam Dolgoff, Den Kubanska Revolutionen-Ur ett kritsk perspectiv, Federativ, Stockholm, 1982.
2-Historia del Movimiento
Obrero Cubano Tomo 1, Editora Política la Habana 1985.
3- Evelio Telleria Los Congresos Obreros en Cuba. Editorial Arte
y Literatura, La Habana 1973.
4- Manifiesto de Cruces, en Hortencia Pichardo, Documentos para la Historia de Cuba. Editorial
Ciencias Sociales, La Habana 1976.
5- Federación Obrera de La Habana, Reglamento, en Hortencia Pichardo, Documentos Para
La Historia de Cuba.
6-FrankFernández,The|Anarchist&Liberty(electronic-versión) http://www.cs.uthah.edu/~galt/cuba.html.