anarquismo teorico
Introducción El anarquismo es probablemente la
corriente política sobre la que se han dicho mayor cantidad de estupideces. En realidad, no tiene nada que ver con creer en
el caos, la muerte y la destrucción. Los anarquistas no van por ahí cargados de bombas ni les parece ninguna virtud ir avasallando
viejecitas. No es accidental que la siniestra imagen del anarquista loco haya cobrado tanta aceptación. El Estado, la
prensa y todo tipo de instituciones autoritarias utilizan todos los medios a su disposición para presentar la anarquía como
un estado impensable de caos y asesinato. Poco podemos esperar de los "traficantes" de poder que, por otra parte, poco poder
tendrían en sus manos si nos saliéramos con la nuestra. Necesitan creer en lo esencial de su autoridad y su obediencia para
autojustificar sus crímenes. La TV, la prensa y la industria cinematográfica predican la obediencia, y si la anarquía es mencionada,
aparece como destrucción descerebrada. La mencionada necesidad de autoridad está tan arraigada en la mente del ciudadano
medio, que la anarquía, que simplemente significa "falta de gobierno", resulta impensable para la mayoría de la gente. La
misma gente, por otra parte, admite que los reglamentos, regulaciones, impuestos, intromisiones y abusos de poder (por nombrar
algunos) son como mínimo irritantes. Por lo general se piensa que no hay más remedio que aguantar en silencio porque la alternativa
de "falta de poder, de autoridad y todo el mundo haciendo su propia voluntad" sería horrible. Sería la anarquía. Sin embargo
existe una variedad ilimitada de sociedades posibles sin Estado, y no todas ellas serían desagradables. ¡Todo lo contrario!
Cualquier tipo de sociedad anarquista nos ahorraría las terribles distorsiones que produce el estado. La "parte negativa"
del anarquismo, es decir, la abolición del Estado, se verá equilibrada por lo que la sustituya? una sociedad libre y de libre
cooperación. Hay varios tipos de anarquismo, y sus ideas difieren respecto a la organización de una nueva sociedad. Todos
tienen en común que el estado deber ser sustituido por una sociedad sin clases y sin violencia (fuerza restrictiva, represión).
Es precisamente debido a nuestra creencia en la libertad que nos negamos a establecer pautas muy cerradas. Sólo ofrecemos
modelos posibles que se apoyan en la evidencia del día a día. De hecho la sociedad anarquista ya ha existido históricamente
e hizo falta nada menos que un asesinato en masa para detenerla. Otro error típico de aquéllos que saben algo más sobre
el tema, es pensar que el anarquismo es una bella utopía, una idea hermosa pero impracticable. De hecho, el movimiento anarquista
tiene un largo recorrido histórico y no surgió de teóricos encerrados en sus torres de marfil sino directamente de la lucha
por la supervivencia de masas de gente corriente y oprimida. La anarquía siempre ha sido intensamente práctica en sus pretensiones
y en su forma de hacer las cosas. El movimiento ha estado muy cerca de abrazar el éxito en varias ocasiones. Si realmente
es tan de todo punto inviable, ¿por qué se empeña el Estado en exterminar la anarquía? Anarquismo elemental Muy poca
gente parece entender el anarquismo pese a que es una idea muy sencilla y clara. Básicamente quiere decir "dirigir nuestras
vidas en lugar de que nos manipulen". No hay nada especialmente complicado en el anarquismo, excepto las terribles discusiones
que conlleva, como por ejemplo, "imagínate el caos que habría si todo el mundo hiciera lo que quisiera". Sin embargo, ahora
mismo vivimos en el caos. Millones de personas están en el paro, mientras otras están sobrecargadas de trabajo, de un trabajo
por demás repetitivo y rutinario. Hay gente que se muere de hambre a la vez que se está arrojando comida al mar para mantener
los precios. El aire se encuentra contaminado a causa del humo que desprenden coches muchas veces ocupados por una sola persona.
La lista de locuras y situaciones caóticas en la sociedad actual es interminable. Incluso los "beneficios" del Estado
son en realidad perjudiciales. La Seguridad Social, por ejemplo, se dedica a poner parches como un taller de reparación industrial,
y en el fondo es algo parecido. Estos servicios nos hacen dependientes del Estado y lo peor de todo, nos compran por muy poco.
Frenan nuestra propia iniciativa de crear una Seguridad Social autogestionada y enfocada hacia nuestras necesidades, no hacia
las suyas. La autoridad, por su propia naturaleza, sólo puede interferir e imponer cosas. Seguro que la gente corriente
puede imaginarse alguna forma de organización que impida al Estado la destrucción de sus hogares para construir bloques vacíos
de oficinas. Es un principio básico del anarquismo que sólo aquellas personas que viven en una determinada zona tienen derecho
a decidir sobre su organización, y sobre los asuntos que conciernen a esa zona. Todo el casos, a nuestro parecer, deriva
de la autoridad y del Estado. Sin clases dirigentes y su necesidad de mantenernos esclavizados no habría Estado. Sin Estado
nos encontraríamos en situación de organizarnos libremente según nuestros propios fines. No creemos que pudiéramos dar pie
a una sociedad tan caótica como ésta en la que nos ha tocado vivir. La libre organización resultaría en una sociedad mucho
más tranquila y equilibrada que la actual, cuyo mayor interés es el del robo sistemático y el exterminio de la mayoría de
sus miembros. Típicos argumentos contra el anarquismo A menudo nos preguntan cómo una sociedad anarquista trataría a los
asesinos. ¿Quién los pararía sin policía? La mayor parte de los asesinatos son crímenes pasionales y por tanto ni la policía
ni nadie los puede prevenir. Esperamos, sin embargo, que en una sociedad más cuerda y menos frustrante no habrá tanta criminalidad.
Nuestros gobernantes dicen protegernos a los unos de los otros. En realidad sólo quieren protegerse a sí mismos y a su
propiedad. Si nosotros, como miembros de una comunidad local, fuéramos dueños de todos los recursos y los colectivizáramos,
sería absurdo robar. Un importante motivo delictivo desaparecería. Estas comunidades necesitarían organizar algún medio
con que tratar a aquellos individuos que perjudicaran a los demás. En lugar de varios miles de policías profesionales, todos
nos protegeríamos mutuamente. Las cárceles son un fracaso a la hora de mejorar o reformar a los presos. Los vecinos de
una comunidad, conociendo mejor las circunstancias personales de cada cual, aportarían soluciones mejores y más adecuadas
tanto para la víctima como para el acusado. Por otra parte, el actual sistema penal es el responsable de la creación de un
comportamiento delictivo. Los presos que cumplen una condena larga a menudo se convierten en seres incapaces de sobrevivir
fuera de una institución que tome todas las decisiones por ellos. ¿Cómo puede llegarse a la conclusión de que encerrar a unas
personas con otras de carácter antisocial (los peores don los carceleros) va a desarrollar en el individuo un modelo de comportamiento
responsable y razonable? Naturalmente, lo que ocurre es todo lo contrario? la mayoría de los presos reinciden. Otra de
las preguntas con las que se ha tenido enfrentar el anarquismo durante años es? "Pero quién haría todo el trabajo sucio? Imaginamos
que toda comunidad diseñaría un sistema rotativo. ¿Qué tiene de imposible? Otra pregunta: ¿y qué pasaría con aquél que
se negara a trabajar? Se puede aplicar presión social, por ejemplo, condenar al individuo en cuestión al ostracismo. En casos
drásticos la comunidad podría verse obligada a expulsar a alguien. Sin embargo, la gente necesita trabajar. La gente tiene
una verdadera necesidad creativa. Fijaos en la cantidad de gente que pasa horas arreglando su coche, o su moto, o cuidando
su jardín, haciendo prendas de vestir, creando música. Todas están actividades creativas pueden ser muy entretenidas. A menudos
se las considera aficiones más que trabajo, pero es que se nos ha enseñado a considerar el trabajo un tormento que no hay
más remedio que aguantar. En esta sociedad el trabajo es efectivamente un tormento, y naturalmente lo odiamos. Eso no
quiere decir que seamos vagos por naturaleza sino que no nos gusta que nos traten como si fuéramos máquinas, obligados a hacer
un trabajo en su mayor parte desprovisto de significado, para beneficio de otro. El trabajo no tiene porqué ser así, y si
estuviera controlado por la gente que lo desempeña, desde luego no lo sería. Por supuesto hay trabajos que es necesario
hacer, y hay pocas formas de hacer que la recolección de basura sea una ocupación divertida. Todo el mundo debería ocuparse
de ello cuando te tocara el turno y sería labor de todos controlar que nadie se escaqueara. Otro punto importante es señalar
que el desempleo es sólo un problema creado por el capitalismo. En un mundo más razonable no habría paro. Todo el mundo tendría
menos horas de trabajo porque sólo se producirían los artículos necesarios. Si nos deshiciéramos de la parásita clase dirigente,
nos liberaríamos de gran parte de la presión económica que nos obliga a trabajar. Si todavía no estás convencido de que
una sociedad anarquista podría resolver el problema de la gente que se escaquea de sus responsabilidades, imagínate a ti mismo
obligado a enfrentarte a una asamblea de tu comunidad, donde se discutiera que tú representas un problema. ¿Qué te parece?
Otra objeción típica es? "Bueno, eso a lo mejor funcionaba a pequeña escala, en un pueblo campesino, pero ¿cómo puedes
dirigir una sociedad altamente industrializada sin necesidad de dirigentes?" En primer lugar creemos que la sociedad necesita
ser dividida en núcleos menores siempre que sea posible, para que puedan ser dirigidos por grupos pequeños de gente corriente.
Es un rasgo notable en cuanto a teoría de la organización, así como un principio básico del anarquismo, que los grupos pequeños
trabajan juntos de forma eficaz y son capaces de coordinarse con otros grupos parecidos, mientras que los grupos informes
y a gran escala son fácilmente manipulables. Dentro de este mismo punto es interesante señalar que recientemente, las famosas
"economías de escala" que justifican por ejemplo las fundiciones que cubren kilómetros cuadrados, están siendo altamente cuestionadas.
Llega un cierto punto en que las fábricas, granjas, los sistemas administrativos y demás, pierden eficacia a medida que se
hacen más grandes. Se debe producir y consumir a escala local mientras sea posible. Sin embargo, algunos servicios tendrían
que tratarse a nivel regional o incluso a mayor escala. Esto no es un problema irresoluble, de hecho la clase trabajadora
del Estado Español encontró soluciones en los años 30. La Compañía de Autobuses de Barcelona dobló sus servicios, hizo generosas
contribuciones al colectivo de "Entretenimiento" Ciudadano (actividades lúdicas) y produjo armas para el frente en los talleres
de autobuses. Todo esto se consiguió con un número de trabajadores bastante reducido, ya que muchos se habían ido al frente
para combatir el fascismo. Este increíble aumento de la eficacia, a pesar de la guerra y de la escasez de materiales, no es
tan sorprendente después de todo, porque ¿quién puede dirigir una compañía de autobuses de la forma más idónea? Obviamente
sus trabajadores. Todos los trabajadores de Barcelona estaban organizados por sindicatos -grupos de trabajadores del mismo
gremio, subdivididos en grupos de trabajo. Cada grupo tomaba sus propias decisiones en lo referente al trabajo día a día y
nombraba a un delegado que representaba sus puntos de vista en temas más generales concernientes a toda la fábrica o incluso
a toda la región. Los delegados eran portavoces de las decisiones tomadas en asamblea por todos los compañeros y el cargo
de delegado se rotaba con frecuencia. Los delegados podían ser revocados inmediatamente en caso de que no cumplieran con
el cometido de ser meros portavoces de la asamblea (principio de revocabilidad). Esta es una buena muestra de los principios
anarquistas de la libre federación llevada a la práctica. Añadiendo más niveles de delegación es posible alcanzar una
actividad a gran escala sin abandonar la libertad de trabajar en la línea que cada individuo elija. Esta idea de "federalismo"
volverá a ser ilustrada en una sección posterior llamada "Acción y organización local". Sigamos con más objeciones. ¿Una
sociedad sin Estado no estaría indefensa ante ataques exteriores? El hecho de vivir en una sociedad estatal no nos ha
salvado del imperialismo. De hecho, nuestro ejército y fuerza armadas son utilizadas en nuestra contra como un ejército de
ocupación. El Estado no nos defiende. Nos utiliza como carne de cañón para defender a nuestros dirigentes que, puestos a revelar
la verdad, son nuestros verdaderos enemigos. Volviendo a la pregunta, una respuesta anarquista clásica es la de armar
al pueblo. Las milicias anarquistas españolas estuvieron cerca de ganar la guerra civil a pesar de la escasez de armamento,
de la traición estalinista y de la intervención Alemania e Italia. El error fue dejarse integrar en el ejército regular de
la República. Una población armada sería difícil de subyugar. Pero sí, es cierto, nos podrían destruir. Creemos que nosotros
constituimos la verdadera "amenaza nuclear". Los dirigentes norteamericanos probablemente nos exterminarían antes que permitirnos
vivir en libertad. Contra la amenaza de destrucción nuestra mejor defensa es el movimiento revolucionario en otros países.
Dicho de otra manera, nuestra mejor defensa contra la bomba atómica rusa es el movimiento de los trabajadores polacos. (NOTA
de la tradutora: este análisis fue escrito antes de la caída de la URSS, por lo que ha quedado trasnochado) En el caso
del Estado, su mayor esperanza de no ser exterminados se basa en que nosotros destruyamos nuestra propia "bomba" (La CND todavía
no se ha dado cuenta de que prohibir las armas "megadeath" significa abolir el Estado). Hay que tener en cuenta que la
Revolución Rusa se salvó de una intervención británica masiva gracias a una serie de motines y boicots de los obreros británicos.
Podríamos garantizarnos un verdadero sistema de seguridad si nuestros contactos internacionales evolucionaran hasta tal
punto que los trabajadores de cada "país enemigo" fueran capaces de impedir que sus dirigentes nos atacaran. Las páginas
anteriores han sido una breve introducción al pensamiento anarquista. Hay muchas más ideas y detalles en libros que tratan
el tema, pero básicamente se entiende el anarquismo viviéndolo, y trabajando en proyectos comunes con otros anarquistas. Este
es el tema que trata la mayor parte de este libro: acción anarquista. EL ANARQUISMO EN ACCIÓN
Si has leído este
panfleto hasta aquí te habrás hecho ya una idea razonable de lo que es una sociedad anarquista. El problema es cómo llegar
a ella. Dentro del anarquismo hay muchas ideas diferentes pero todas ellas están relacionadas. Hay sistemas completos
de teoría política anarquista denominados federalismo, mutualismo, individualismo, sindicalismo, comunismo libertario, feminismo
anarquista, situacionismo, etc. Los debates entre las distintas ramas del anarquismo se han sucedido durante mucho tiempo
y son demasiado complejos para exponerlos en un panfleto introductorio. Sin embargo, si pensamos en términos de lo que
el anarquismo dice que hay de hacerse ahora, resulta que hay muchos puntos en común entre todas las ramas. Cada corriente
enfatiza la importancia de la acción en un área determinada de la vida. Si empiezas a poner práctica las ideas expuestas en
las siguientes páginas, empezarás a crear tu propia versión de anarquismo. Al hacerlo estará añadiendo un nuevo miembro a
u movimiento que siempre necesita nuevos miembros, especialmente gente que se cuestiona ideas y reflexiona sobre ellas. ¡Discute
tus ideas con tus amigos, lee más sobre el anarquismo, habla con otros anarquistas! Piensa de forma independiente. Es
la única manera. Organizarse en el trabajo
Tradicionalmente, los anarquistas siempre han pensado que el problema
fundamental es que el mundo está dividido en "esclavos asalariados" y jefes. Si pudiéramos librarnos de los jefes y dirigir
nuestras industrias nosotros mismos, en beneficio de nuestras necesidades y no de las suyas, mejoraríamos y transformaríamos
claramente cada área de nuestra vida. Sin embargo, hay anarquistas que piensan que la clase obrera está tan acostumbrada
a estar esclavizada que habrá que buscar algún camino alternativo a la revolución. En cualquier caso, una anarquista siempre
intentará que sus compañeros cuando menos, se organicen en el trabajo. Intentamos difundir la idea de que si nos unimos evitaremos
que nos mangoneen. Lo mejor es hablar con los compañeros de trabajo, que nos acepten y confíen en nosotros en lugar de presionar
a la gente con sermones. La mejor forma de aprender la solidaridad es a través de la acción. Los anarquistas deben ir
a la huelga si ésta tiene lugar. Por lo general, tarea más importante en estos casos suele ser tratar de menguar el poder
del sindicato mayoritario y propagar la acción directa en lugar de delegar todo el poder en el sindicato oficial. El fin del
anarquismo es controlar nuestras propias vidas, no entregarlas al "representante oficial" para que nos traicione. La acción
directa, sin intermediarios, es la forma más eficaz de ganar batallas laborales. La unidad es la fuerza. Para el anarquista,
las huelgas encaminadas a conseguir pequeñas reformas, las peleas entre distintos grupos de trabajadores, etc., no son especialmente
revolucionarias. Para nosotros, el fin principal de estas acciones es que a raíz de ellas la gente empiece a aprender a organizarse
y gane confianza en la fuerza colectiva. Esta experiencia podría ser útil a la hora de capacitar a los trabajadores para desafiar
con eficacia la estructura del poder industrial y edificar un control de la producción por parte de los obreros. Tenemos
una larga historia de la que sacar provecho y muchas técnicas útiles que han funcionado en otros sitios. Ideas como ir disminuyendo
progresivamente el ritmo de trabajo hasta que se equipare con lo equivalente a nuestro salario. O "huelgas del buen trabajo",
es decir, hacer un buen trabajo sin reparar en el tiempo que cueste hacerlo (aunque baje el ritmo de producción). Estas acciones
sólo tienen sentido si se realizan en grupo y con unidad. Son ejemplos de acción directa. No les preguntamos a los jefes lo
que hay que hacer, se lo decimos nosotros. El método indirecto (el llamado democrático), por el contrario, significa esperar
cuatro años y señalar con una cruz el nombre de un "candidato de izquierda", para que luego resulte que pertenece a la misma
logia masónica que le candidato de la oposición. Esperamos que la auto-organización obrera vuelva (como en otros momentos
de la historia reciente) a alcanzar el punto de unidad en la acción que le permita enfrentarse definitivamente al Estado.
Si en la próxima ocasión se dispone de la experiencia, organización, preparación y conciencia adecuadas será posible destruir
e Estado y a sus dirigentes, y avanzar hacia una sociedad anarquista y un mundo anarquista. Hay varios análisis anarquistas
que exponen cómo podría llegarse a esta situación. Hay quienes apoyan la idea de construir sindicatos dirigidos por las bases
y no por la cúspide dirigente, como es lo habitual. Este tipo de sindicalismo es una clara estrategia revolucionaria que ha
probado su eficacia en el pasado. El sindicato incluye a todos los trabajadores de cualquier lugar con el fin de desarrollar
la auto-organización hasta el punto en que los obreros puedan tomar las fábricas. Allá donde sea necesario, las huelgas pueden
recibir el apoyo de obreros de otros gremios o lugares que se solidaricen con ellos. Finalmente, se habrán unido suficientes
obreros para poner en marcha una huelga general. El Estado quedará paralizado y uno podrá hacer nada a menos que confíe en
el ejército, que no se levantará contra sus familiares. La huelga general será un levantamiento general, o desembocará en
uno. A partir de aquí se puede comenzar la construcción de una Utopía real. Algunos anarquistas rechazan aspectos de este
plan. Desconfían del alcance de los sindicatos, aunque sean sindicatos descentralizados. Les preocupa la posible aparición
de líderes profesionales. También existe el peligro de perderse en la maraña de los pequeños logros cotidianos. En cualquier
caso, esta diferencia no nos impide trabajar juntos. Las condiciones para crear sindicatos anarquistas a nivel mundial, especialmente
en algunos países donde el sindicalismo se ha neutralizado completamente, no son muy alentadoras. En estas circunstancias,
lo mejor es promover lazos entre los trabajadores que se enfrentan a los sindicatos mayoritarios que monopolizan la información
para mantener el poder. Debe promoverse toda acción que ponga el control en manos de los trabajadores, como por ejemplo los
piquetes. Sería de utilidad que los anarquistas que trabajen en la misma fábrica se pusieran en contacto. Si no existen
contactos, una conferencia sería un buen punto de partida.
Cuestiones a nivel nacional Campañas a gran escala.
Los anarquistas no suelen tener mucha influencia en campañas a gran escala, en parte porque suelen están copados por cristianos,
liberales, diversos grupos de izquierda, etc. y a menudo las convierten en algo tan descafeinado que ningún anarquista que
se precie se acercaría a semejante cuento. De hecho, vemos el sistema de liderazgo de estos grupos como una parte importante
del sistema, cuya función es la de controlar el movimiento de protesta y canalizarlo hacia niveles inocuos. Un ejemplo
práctico de este confusionismo fue el creado por la organización "Amigos de la Tierra" al cuestionar la investigación pública
que se estaba llevando a cabo acerca de la planta de reciclaje nuclear de Windscale. El resultado fue que un montón de energía
y dinero se malgastó en la discusión entre dos expertos rivales. El gobierno creó la ilusión de que debía ser justo y razonable,
y de que tenía derecho a emitir su propio juicio. El veredicto, por supuesto, ya se sabía de antemano, y se dio luz verde
al proyecto. El "efecto real" era el de confundir la protesta contra el programa de energía nuclear y hacerla difusa.
Por otra parte, muchos anarquistas creen que es positivo involucrarse en campañas como CND (Campaña por el Desarme Nuclear),
la Liga AntiFascista, el Frente de Liberación Animal, etc. El argumento es que, gracias a esto, algunas personas podrían llegar
a conocer el anarquismo. Una presencia anarquista podría favorecer este proceso. Además, las campañas que aportan temas esenciales
a la atención pública generan oportunidades de mostrar que los males particulares están relacionados con represión general
y la necesidad de una revolución. En algunos casos es recomendable que haya una presencia anarquista en estas organizaciones
para evitar la manipulación por parte de ciertos grupos políticos bastante nocivos. A veces es incluso posible introducir
formas de funcionamiento anarquistas. Por ejemplo, un anarquista involucrado en un grupo anti-nuclear intentará señalar
la relación entre el armamento nuclear, la energía nuclear, el militarismo, el Estado y la sociedad de clases. Señalaríamos
la futilidad de ir rogando contínuamente al Estado y recomendaríamos a los obreros que construyen armamento que hagan algo
más útil en lugar de eso. Haríamos todo lo posible para que los partidos parlamentarios de izquierda no se dedicaran a domesticar
todos los movimientos de protesta populares. También hemos de intentar difundir más métodos organizativos descentralizados
y basados en grupos pequeños federados entre sí. Esto tendría la ventaja de conseguir una mayor flexibilidad y de dar a cada
miembro mayor oportunidad de autodesarrollo, así como de impedir que se generara un elite dirigente. Pocos anarquistas
afirmarían que movimientos como los antinucleares, etc. sean revolucionarios; probablemente ni siquiera consigan el desarme
nuclear. Sin embargo, podemos esperar que gracias a ellos se vaya despertando la conciencia pública y muchos se den cuenta
de cómo funciona esta sociedad realmente.
Relaciones interpersonales Como hemos dicho anteriormente, el anarquismo
conlleva una preocupación por los derechos de individuo. No tiene sentido estar teorizando ni programando actividades si finalmente
no va a servir para mejorar la vida de individuos como tú y yo. A diferencia de los marxistas y otros pseudo-socialistas,
creemos que al menso debemos intentar poner en práctica nuestros principios en el día a día. Si crees en la igualdad, trata
a los demás como iguales siempre que puedas. Puede que a un marxista le resulte más fácil que a un anarquista olvidar el maltrato
al que Marx sometía a sus criados y a su mujer. La forma en que nos tratamos unos a otros refleja la totalidad de la sociedad.
En una sociedad desequilibrada la gente se trata mal. Por desgracia, los hippies estaban equivocados. No es cierto que
"todo esté en tu cabeza". Soluciones individuales como el ácido lisérgico y la vida campestre resultan no ser soluciones en
absoluto, sino simplemente escapismo. Antes de la revolución no es posible decidir irse a vivir como si fueras libre; esta
sociedad no te lo permitirá. Antes de la revolución es responsabilidad de cada cual creer, como si fuéramos seres humanos
razonables, en u mundo razonable. Es difícil, pero no imposible, con la ayuda de tus amigos, evolucionar a un estado más avanzado
que el simple estado de dependencia en que esta sociedad intenta mantenernos.
La familia autoritaria Un mito común,
tanto en el fascismo como en el antihumanismo cotidiano, es la "santidad" de la familia y la "santa" institución de la maternidad.
Muchas mujeres hoy en día luchan contra el papel que les han impuesto de ser madres y nada más, y contra la dominación
diaria de mujeres y niños por parte de los hombres, que es en lo que consiste la familia. La realidad de la vida familiar
difiere bastante de la idea sentimental. Malos tratos a mujeres, violaciones y abusos infantiles no son sucesos accidentales
ni aislados; son el resultado de un condicionamiento dentro de la familia y por parte de los medios de comunicación. Hasta
que no tengamos libertad e igualdad en nuestras vidas diarias, no tendremos libertad ni igualdad en absoluto. No tienes
más que mirar los patrones de "señor y esclavo" de cualquier revista pornográfica para comprobar que la represión sexual lleva
a la dominación y a la sumisión. Si el poder es más importante que la realización en tu vida sexual, también lo será en los
demás aspectos de tu vida.
Apoya el amor libre. Si no es libre, no es amor. La derecha habla mucho sobre el tema
sexual y lo que ellos llaman "moralidad" y "pureza" sexual. Incluso la "pureza racial" es una idea en gran medida relacionada
con el sexo. Está basada en el temor a la sexualidad de las "razas inferiores", temida por que amenaza su propio poder y control
sexual. Los racistas preguntan: "¿Dejarías que tu hija se casara con uno de ellos?" ¿Quién eres tú para decidir lo que
"tu" hija deber hace con su vida sexual? Generalmente , los anarquistas nos están de acuerdo con el matrimonio convencional.
No aceptan que las relaciones sexuales se conviertan en un negocio del estado o de la Iglesia. La verdadera seguridad emocional
tanto para los hijos como para los adultos no se encuentra tanto en una unión artificialmente mantenida y legalmente vigente,
como en una red más extensa de relaciones que pueden tener un componente sexual o no. Muchos anarquistas consideran que
vivir en una comuna es una forma de cambiar la sociedad, pero vivir en la misma casa que otros nueve individuos no es la clave
del futuro ideal. Lo importante es cambiar nuestras actitudes: abrirse más, ser más generosos y menos competitivos y temerosos
de los demás. La mayoría de los anarquistas se limita a ser un poco más sociable que la mayor parte de la gente. Hacemos
lo que podemos conscientes de que la perfección es imposible en una sociedad represiva. No hay santos anarquistas.
Cambiando
el día a día A menos que podamos ayudar a la gente, incluídos nosotros mismos, a perder el miedo, la ansiedad y la inseguridad,
no tiene mucho sentido esperar que nos comportemos con sensatez y empecemos a construir una sociedad libre y creativa. Las
ideas autoritarias y el odio irracional a chivos expiatorios como los negros o los homosexuales son parte de la locura colectiva.
Afortunadamente, hay personal que ya está trabajando en aras de conseguir una mayor salud mental, y los anarquistas deberían
hacer todo lo posible por apoyar estos movimientos. De éstos, el ejemplo más claro es el movimiento de psicoterapia radical.
A grandes rasgos, los grupos de este movimiento intentan rechazar la vieja idea del psiquiatra experto que resuelve los problemas
de sus pacientes, en favor de un método en que la gente se autoayude. Por desgracia, son las clases medias neuróticas las
que se han beneficiado de esto. Las tarifas de estos grupos de encuentro son demasiado altas para gente como nosotros, y grupos
de encuentro centrados en los problemas organizativos de la industria no son la mejor vía para edificar una sociedad nueva.
Existen grupos de terapia de auto-ayuda, sin embargo, que prometen, y podrían servir. Los de mayor éxito parecen ser aquellos
con un tipo específico de miembros, tales como depresivos, grupos de mujeres, etc. La gente no tiene porqué ajustarse a situaciones
imposibles y deben aprender a autoafirmarse y a expresarse por sí mismos. Gran parte del caos psicológico que sufren los
seres humanos tiene mucho que ver con las relaciones injustas entre ambos sexos; los anarquistas esperan mucho del movimiento
de liberación de la mujer. Y no es que todas las feministas sean revolucionarias. La Organización Nacional de las Mujeres,
por ejemplo, estaba emocionada ante la perspectiva de que las mujeres tuvieran por fin acceso a los espacios de control de
misiles nucleares. Sin embargo, hay una gran corriente anarquista dentro del movimiento feminista, que enfatiza la asamblea,
la auto-ayuda y la importancia de que las mujeres acepten y comprendan sus sentimientos hacia los demás. Desafiar la dominación
masculina debería conducirnos a desafiar todo tipo de dominación. El movimiento de liberación de la mujer también ilustra
otra evolución prometedora: la tendencia a organizarse en grupos pequeños y colectivos. Si trabajan bien pueden ser de gran
ayuda y crear autoestima e los individuos que lo forman. Otros movimientos, como el movimiento gay, asociaciones de demandantes,
squatters, grupos de auto-ayuda sanitaria, etc. son positivos por la misma razón. Esta forma de organizarse tiende al desarrollo
de la salud mental. Todo lo que anime a la gente a adquirir responsabilidades y a examinar sus relaciones con el resto
del mundo debe apoyarse. Finalmente, esperamos que las actitudes cambiarán lo suficiente para permitir a la gente que vuelva
a tomar las riendas de su propia vida.
Acción y organización local La acción directa puede utilizarse para
cambiar las condiciones de casas, calles, colegios, hospitales y otras instalaciones. Las reformas, en sí mismas, no representan
una gran contribución ala construcción de la sociedad anarquista, pero es importante que la gente se conciencie de la importancia
del potencial de la acción directa. Estas acciones pueden llegar a promover sentimientos de espíritu colectivo y de auto-organización.
Despiertan la conciencia política. Si salen mal, pueden llevar a la desesperación y a una desilusión total respecto a la raza
humana. Estos sentimientos pueden conducirte al suicidio político. Hay ejemplares de estos desencantados en los mítines de
los partidos mayoritarios.
¿De qué tipo de acciones estamos hablando? Si te hace falta un vivienda, ocupa una. Así
desafías a las autoridades y a la propiedad privada. La ocupación demuestra con eficacia el sinsentido de que existan casas
vacías a la vez que hay gente sin hogar. Por desgracia, el prejuicio popular impide que la ocupación obtenga el apoyo generalizado
necesario para un cambio real.
La vida comunitaria de la calle puede mejorarse mediante festivales, teatros callejeros,
etc. Por supuesto, a menos que seas el tipo de anarquista que tiene contactos por las alturas, este tipo de acción puede tener
sus inconvenientes.
Los anarquistas han participado y a menudo han soñado también todo tipo de esquemas de auto-ayuda,
incluyendo un mejor aprovechamiento de la tierra, esquemas rotativos de trabajo, esquemas de colectivización de los productos...
Estos esquemas son una muestra de independencia y de la viabilidad de formas alternativas de intercambio económico. Desconfiad
de los liberados que intentan profesionalizar la idea y destruir sus beneficios reales haciéndola parte del sistema. Otra
área principal de la actividad anarquista es la de involucrarse en campañas locales. Estas pueden resultar útiles a la hora
de desarrollar la conciencia publica y su capacidad organizativa, y pueden tener la virtud de invitar a la gente a pensar
sobre cuestiones políticas. Una campaña contra el cierre de un hospital local, por ejemplo, hace surgir cuestiones como quién
controla los hospitales y para quien es el beneficio. Por desgracia, la gente a menudo se deja confundir por sus ilusiones
de "democracia" y política parlamentaria, y acaban desvinculándose de la campaña o engañados por las promesas. Esto puede
llevar a la desilusión y a la apatía. el papel del anarquista es intentar asegurarse de que el resultado de una acción es
el rechazo a las autoridades y la promoción de la acción directa.
Es difícil encontrar el equilibrio entre involucrarse
para conseguir reformas inmediatas ( así promover una creencia falsa en el Estado como fuerza benevolente) y examinar las
implicaciones a largo plazo de tus acciones. Si dejas que tus sentimientos de desmanden acabarás creyendo en el reformismo,
desesperado por arrancar la corrupción de la sociedad. Esto es comprensible, pero es contraproducente a la hora de arrancarla
de raíz.
Hacer mejoras en el sistema significa reforzarlo, y a la larga, aumentar la miseria humana.
Cuando
las condiciones locales se vuelven insostenibles, se generan tumultos. Los tumultos esporádicos, nacidos de la frustración
y no de la organización, no son particularmente revolucionarios. Si hubieran estado organizados, habría sido una insurrección,
que es otra cosa. Entonces, ¿cómo se organizan los anarquistas?
Los individuos se unen a grupos anarquistas para coordinar
sus acciones con otros, no para que les digan lo que tienen que hacer. El grupo al completo discute una acción particular,
pero sólo aquellos que estén a favor la llevarán a cabo. Esto contrasta por completo con los grupos trostkistas en los que
el individuo tiene que aceptar la línea de su partido.
La discusión en un tema importante, o en una acción común,
simplemente significa la aparición probable de un nuevo colectivo. En cada país existen federaciones de colectivos libertarios,
que de esta forma permanecen coordinados (por supuesto, de forma no-autoritaria).
Este modelo de organización ya se
ha generalizado en otras corrientes de la actividad política, como por ejemplo, en grupos de mujeres y en algunas asociaciones
de vecinos. Si el anarquismo crece, esperamos que aumente esta forma de organización.
Grupos de personas en una calle
o en un lugar de trabajo pueden organizarse así para tomar decisiones que les incumben. Pueden mandar delegados a encuentros
a mayor escala, pero siempre instruyéndoles en lo que tienen que decir, haciendo el cargo rotatorio y revocándolos si alguno
intentaba autoinstituirse en líder. ¿Una idea utópica? Ya funciona en muchos grupos, a pequeña escala. ¿Qué es lo que parece
tan difícil? Todo lo que necesitamos es una revolución total en la conciencia cotidiana. De esta forma, un sistema anti-autoritario
de organizar todos los aspectos de nuestra vida desde la cuna a la tumba podría surgir. Sería un tipo federalista de sociedad
anarquista.
El anarquismo encuentra vital educar a la gente para una nueva sociedad. Algunos incluso dirían que es
todo lo que razonablemente podemos hacer. Intentar hacerla revolución con una minoría muy pequeña no tiene sentido, e incluso
con las mejores intenciones sólo podría conducir a una nueva esclavitud. Una verdadera revolución sólo puede hacerse si una
gran mayoría la quiere y participa activamente en la creación de un mundo nuevo. Por supuesto, tendríamos muchas más oportunidades
si la ente se hubiera organizado previamente, y hubiera reflexionado sobre los consiguientes problemas y cuestiones. Lo cual
significa que una de nuestras prioridades es la difusión de nuestras ideas.
Sin embargo, es mejor evitar presionar
a la gente con sermones. No queremos meros seguidores. Otro peligro incluso peor es que hagamos de nuestras vidas un dogma.
Finalmente, no queremos predicar, sino hablar con la gente.
Este último punto es importante. Probablemente, el síntoma
más claro de la degeneración de la sociedad moderna es que la comunicación cada vez se hace más impersonal, más estandarizada
y más subjetiva. La comunicación se ha convertido en un artículo adquirible, "sonidos" que se compran en cintas de plástico.
Todos los medios de comunicación modernos tienen 2 cosas en común: tienes que pagar por ellos y no hay forma de participar
en ellos, o miras, o escuchas, no se te pide nada más. Nuestra creencia en la libertad nos lleva a exigir libertad de
expresión y libertad de prensa. Esto podrá sonar raro, como si se tratara de una manifestación de los liberales del s. XIX.
Ahora los liberales parecen bastante satisfechos de haber conseguido estas preciadas libertades. Lo que quieren decir
es que ellos tienen esas libertades, los comunes mortales, y menos los "extremistas peligrosos" como nosotros, no las tenemos.
Podemos decir (casi) todo lo que queramos, pero no en horas de máxima audiencia; podemos escribir lo que queramos, pero ¿se
publicará en la prensa oficial? A menos que tengamos una verdadera oportunidad de que nos escuchen, la libertad de expresión
poco significa, y no les preocupa concedérnosla. Hay quien dice que el golpe de estado de Tejero fracasó porque los guardias
civiles tenían un concepto trasnochado del poder político y, por consiguiente, tomaron el parlamento. Para la próxima vez
ya lo saben: lo que hay que tomar son las emisoras de radio. Los periodistas, los impresores, los escritores, técnicos
y actores quizá deban jugar un papel muy importante en la lucha por una nueva sociedad. Está en sus manos decir la verdad.
Deberían estar tan avergonzados de la bazofia que, obedientemente, siguen produciendo, que a estas alturas ya tendrían que
haber dimitido. Es urgente que la industria de la comunicación se ponga al servicio de la agitación política, y que los trabajadores
controlen los contenidos de la emisión. Debido a que los medios de comunicación están tan controlados por una oligarquía
que sabe muy bien de la importancia de su poder, hay pocas probabilidades d que podamos difundir nuestras ideas a través de
los medios establecidos. Necesitamos encontrar alguna otra forma de difundir nuestras ideas hasta que llegue el momento de
que podamos apoderarnos de los medios de comunicación. Nos han empujado a los límites de lo social. Nos vemos obligados
a crear nuestros propios medios para expresarnos. Naturalmente, todo ello a pequeña escala, por eso alcanzamos a un grupo
reducido de gente con cada panfleto, revista, etc. Esperamos que cada pequeña acción se vaya sumando. Después de todo, mil
panfletos no son un desperdicio si logran convencer a un sólo nuevo anarquista. Difundir la idea es importante, se ha
intentado en muchas ocasiones y de muchas formas distintas. He aquí varios métodos utilizados por los anarquistas para comunicar
sus ideas:
La palabra impresa El movimiento anarquista ha producido una gran cantidad de artículos, revistas,
periódicos, libros y panfletos a lo largo de su historia, algunos con una tirada excepcional. Muchos fueron leídos sólo por
unos pocos y han caído en el olvido para siempre. El esfuerzo ha sido una pérdida de tiempo. Cada vez necesitamos material
anarquista en mayor cantidad y mejor escrito. Aquellos que están receptivos deben poder tener posibilidades de información
a su alcance. Las octavillas, a menudo pasadas rápidamente a multicopista para una acción concreta, son la posibilidad
más barata y la más sencilla. El estilo debe ser sencillo y directo. Ilustraciones, incluídas las fotografías pueden hacerse
a cliché con un coste ligeramente superior. Los panfletos baratos sobre temas concretos siempre pueden tenerse a mano
cuando surja una conversación sobre el tema. Este, por ejemplo, esta diseñado para todos aquellos que insisten en las típicas
preguntas sobre la viabilidad de la sociedad anarquista como "¿y qué pasaría con los asesinos?" Las revistas y periódicos
pueden ser de dos tipos: aquellos dirigidos o de interés sólo para los anarquistas, y aquellos que apuntan a una multitud
no comprometida. Parece que ha muchas publicaciones para anarquistas convencidos, pero muy pocas con el fin de agitar a las
conciencias dormidas. Hay unas cuantas publicaciones anarquistas de gran calidad: además, muchos anarquistas trabajan en publicaciones
locales sobre temas que conciernen a la comunidad. La publicación de libros y su distribución son también una parte importante
del movimiento. Puedes encargar libros anarquistas en tu biblioteca local. También quedan muchos libros por escribir. Necesitamos
más trabajos sobre teoría anarquista, más análisis de la sociedad actual y de las estrategias adecuadas, para variar. La ficción
o la poesía también entran en la esfera de acción. Escribir un libro no es algo tan imposible como parece al principio. Muchos
escritores son perfectos idiotas, de hecho.
Teatro callejero. Este medio de comunicación no ha sido lo suficientemente
explotado por los anarquistas. Escribir y ensayar obras puede llevar ala formación de un colectivo. El procedimiento legal
es solicitar un "permiso de planificación" (Aseguraos de poneros un nombre inofensivo). Por otra parte, el "Ejército de Santa
Claus" que invadía los departamentos de juguetes en los grandes almacenes de Amsterdam y repartía juguetes a los niños también
estaban haciendo teatro callejero, aunque de una forma menos legal. Algún tipo de actuación semi-teatral que lleve a la gente
a reflexionar es una buena alternativa a las manifas de siempre.
Encuentros públicos Hubo una época en que
los encuentros anarquistas llamaban a 30 o 40mil personas. Los encuentros públicos han declinado a favor de los entretenimientos
de masas. Cincuenta personas es un buen número hoy día. Elegid un tema, seleccionad portavoces, alquilad un local y haced
publicidad. Puede suponer mucho esfuerzo pero a veces aparecen nuevos miembros o al menos suscita interés. La gente os tomará
más en serio.
Medios de comunicación alternativos Este título tan vago quiere cubrir medios de comunicación
heterodoxos desde las chapas y las pintadas a spray hasta los vídeos. Pequeños mensajes dirigidos a la difusión pueden escribirse
en puertas de wáteres o escribirse a spray en las paredes de la autopista. El vídeo no es muy caro, ni es muy difícil conseguir
cámaras alquiladas. También cabe la posibilidad de las emisoras de radio piratas, y no hay porqué prescindir de la danza o
el mimo u otras ideas para transmitir un mensaje. Usa tu imaginación. Aunque estamos excluídos del mercado de medios de
comunicación para las masas, hay otras formas de transmitir nuestras ideas. Finalmente, la forma en que una idea se comunica
es casi tan importante como la idea en sí. Si permite o promueve la participación de la gente para que ésta deje de ser una
simple audiencia y pueda expresarse por sí misma, es un desafío directo al sistema de poder que necesita mantenernos dóciles.
Música La música rebelde o revolucionaria tiene una historia mucho más antigua que la que los modernos jóvenes
de hoy o los caducos hippies de ayer puedan imaginar. Créase o no, muchas óperas giran en torno a temas revolucionarios. En
el s. XVIII, en la década de los 30, la posesión de un instrumento musical en Inglaterra estaba prohibida para los estamentos
sociales más bajos, ya que los músicos errantes eran verdaderos agitadores del descontento social. Muchos anarquistas
eligen la música como medio de comunicación con la gente. Es una forma de actividad útil para los anarquistas, y además es
divertida. Por desgracia, mucha de la actual música anarquista, ni es anarquista ni es música, pero hay alguna buena, y alguna
incluso muy buena. Cuestión de gustos. La música tiene la fuerza de apelar a las emociones directamente. Es posible comunicarse
de una forma más básica. También se puede utilizar para hipnotizar y manipular a la gente, cosa que espero que evitemos hacer.
Por tanto, lo que necesitamos hacer es que la música llegue a la gente, animarles a intentarlo y a sacar a relucir su
creatividad. Las posibilidades de la grabación casera son muy interesantes. Necesitamos crear una música alternativa que
desafíe a la industria musical Que aúllen cuando se enteren de que sus cintas se están grabando ilegalmente. Les hemos puesto
las cosas fáciles demasiado tiempo.
El arte Los cuadros expuestos en las pinacotecas han sido descritos como
arte de museo; eso quiere decir que son objetos para ser admirados, comprados y vendidos. Separan el arte de la vida y de
la gente. El arte como un artículo en venta es lo mejor que este sistema puede ofrecer. El arte como actividad no podría ni
entenderse ni permitirse. Hay una necesidad imperiosa de que la gente corriente libere sus capacidades creativas. Al menos
esto se puede intentar poner en práctica cuando hablamos con la gente. Se pueden encontrar formas de trabajar para el movimiento
y divertirse al mismo tiempo. A través de la creatividad podemos llegar a partes ocultas de la gente que otras ideas no alcanzarían.
Difundir la idea, es decir, hacer "propaganda", ha de ser uno de los objetivos primordiales de la estrategia anarquista.
Por encima de todo, una revolución anarquista requiere que la gente sepa lo que hace y porqué lo hace. Nadie puede ser obligado
a ser libre: o se elige y se toma, o no es verdadera libertad. Nuestra labor es más dura que la de los testigos de Jehová
que van de puerta en puerta. No basta con que digamos a la gente lo que tiene que pensar: o piensan por sí mismos, o no son
verdaderos anarquistas.
La escuela y la educación Aunque desconfiamos en principio de la institución escolar,
los anarquistas tiene gran fe en el poder de la educación. Una de las mayores fuentes de esperanza para u mundo mejor es que
la próxima generación, con la ayuda necesaria, crezca menos neurótica que la anterior. Algunos dicen incluso que educar a
los niños para la libertad es la única esperanza real de crear una sociedad anarquista. Las escuelas se ocupan principalmente
de seleccionar y dividir a los niños en niveles para su futuro papel en una sociedad jerarquizada, y asegurarse de que internalizan
la competitividad, la jerarquía y el respeto a la autoridad. Este sistema exige que la mayoría de los niños, y de los adultos,
se sientan inferiores. Los anarquistas pensamos que las pruebas académicas son una medida insignificante respecto al potencial
de una persona para jugar un papel importante en la sociedad. El culto al experto profesional está diseñado para destruir
nuestra auto-estima en nuestras posibilidades y en nuestra capacidad de juicio. Los anarquistas nos oponemos al castigo
corporal y a todas las formas de obligación en la educación. La asistencia a clase debería ser voluntaria. La obligatoriedad
destruye el entusiasmo natural por saber y comprender. La verdadera educación es lo contrario a la escuela obligatoria, donde
se aprende principalmente a temer y respetar la autoridad. Necesitamos, en cambio, que nuestros hijos desarrollen una capacidad
crítica para entender el mundo, para ver los cambios que es necesario hacer para crear un lugar mejor para todos, y ser capaces
de llevar a cabo estos cambios. Los anarquistas nos oponemos al adoctrinamiento religioso en los colegios. El miedo y
la superstición no tienen lugar en una educación ética. La educación religiosa debería abolirse y sustitiurse por una clase
enfocada a discutir cuestiones morales y filosóficas basadas en la preocupación y el respeto a los demás. Es una locura
pensar que la educación actual sólo consiste en pasar 1 años o más de nuestras vidas en colegios que nada tienen que ver con
el mundo exterior. Sería mucho más saludable para nuestra educación que ésta integrara aspectos del trabajo cotidiano y la
vida social. Así, las habilidades de cada uno podrían ser reconocidas por la sociedad y utilizadas para la educación de otros.
Necesitamos destruir las líneas divisorias entre trabajo, juego y educación. La educación debería estar disponible en cualquier
momento de nuestras vidas, en lugar de estar confinada arbitrariamente a esa parte de la vida que pasamos en la escuela. Todos
somos alumnos y profesores potenciales, todos tenemos habilidades que desarrollar y que enseñar durante toda nuestra vida.
Los anarquistas estamos generalmente de acuerdo en que la completa liberación de la educación depende de la creación de
una sociedad anarquista. Sin embargo, esto no ha sido impedimento para intentar crear entornos más libres donde los niños
puedan crecer y aprender, aquí y ahora. Algunos anarquistas han educado a sus hijos en casa. Otros los han educado conjuntamente
con otros padres e hijos. Han trabajado juntos en lugar de permanecer en núcleos familiares aislados. En las últimas 3 décadas
varias escuelas libres se han establecido basándose en principios libertarios, y han desempeñado un servicio muy valioso demostrando
de forma práctica que hay alternativas posibles. Sin embargo, han tenido que enfrentarse a constantes problemas económicos
y a todos los otros problemas que supone vivir en una sociedad como la nuestra intentando crear una sociedad libre. Algunos
anarquistas y otros que comparten sus puntos de vista sobre la educación han llegado a la conclusión de que en un futuro predecible,
la mayoría de los niños asistirán a escuelas estatales y, por tanto, han intentado cambiar estas escuelas desde dentro, así
como a los padres y profesores.
Aunque hacia los años 60 la institución escolar había aceptado los métodos libertarios
en la escuela británica de A. S. Neill's Summerhill, se trataba de una escuela privada a la que sólo tenían acceso niños de
padres ricos, que se horrorizaron al ver que métodos similares se estaban adoptando en escuelas públicas para niños de clase
obrera. Los intentos más fructíferos se dieron en la Risinghill School y en William Tyndale School de Londres, pero fueron
abortados por la autoridad educativa local y los profesores fueron expulsados. La lección a extraer para aquellos que
vuelvan a intentarlo en el futuro es que es esencial romper el aislamiento al que se somete alas escuelas respecto a la comunidad,
para que los padres entiendan y apoyen activamente la implantación de la pedagogía libertaria en los colegios
Conclusión
Para una consideración más detallada de la teoría anarquista, hemos incluído una bibliografía, hemos hecho listas
de áreas de actividades y subrayado la corriente anarquista. No hemos intentado indicar que tipo de actividad conducirá más
probablemente a un futuro antiautoritario. Este tipo de juicio requiere una consideración más detallada de la naturaleza de
la sociedad en cuestión y de una estrategia revolucionaria. Esperamos que tú sacarás tus propias conclusiones. Los anarquistas
siempre crean su propia opinión. Si estás interesado, lee más, habla con los anarquistas de tu localidad, reflexiona sobre
las ideas. Hay mucho que hacer. ¿Se te ocurre alguna buena excusa para no ser anarquista? Bueno, pues entonces, ¡adelante!
Fuente: página 100% anarkista. |
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